Este Depor sin Lucas es otro. Lo mejor, la afición, 2/3 de entrada el viernes de Hallowen y lloviendo.
El equipo volvió a no sabe combinar, a no saber elaborar una jugada. Y lo peor, delante de su gran afición que apoyó al equipo de principio a fin.
Esta pasada noche 20.150 blanquiazules nos dirigimos hacia nuestro santuario, para ver a un equipo echándole huevos y luchando por la victoria. El estadio calló, de repente, cuando un mal rebote chocaba en Fabri e iba a parar al fondo de la red. El equipo estaba descoordinado, el balón no nos duraba lo más mínimo, algo pasaba. Luego de que el equipo no reaccionara en lo que restaba de la primera mitad y como era de esperar, pese a que se realizaron dos cambios en el descanso, en la segunda tampoco.
Pero todo fue condicionado, a partir de ahí por una jugada de los madrileños cuando aún no se cumplieran los 30 segundos de juego, un desafortunado centro de Hinestroza que cruzó el área a sus anchas impactó contra en pié de Lafita que solo tuvo que empujarla para hacer el segundo.
El equipo había salido de nuevo dormido, he ahí la prueba, y no parecía que fuera a mejorar aunque solo fuera un poco.
De la única buena combinación de todo el encuentro llego el gol blanquiazul. Cavaleiro para Toché y el murciano para Hélder Postiga, que hacía su primer tanto de toda la temporada. Un buen gol en el que se daba la vuelta y remataba al segundo palo de la portería que defendía Vicente Guaita.
Después del tanto se esperaba que el equipo se fuera arriba a intentar el empate, pero ni con dos faltas bien situadas en las que subió a rematar el cancerbero del Depor consiguieron hacer algo.
Pero en este equipo pasa algo. Quizá sea el planteamiento de juego, ya que acabamos jugando con tres delanteros centros que se liaban en las pocas jugadas que les llegó el esférico. Planteamiento también se le puede llamar a que Juan Domínguez jugara de mediapunta, posición de la que no es natural, y en la que Victor Fernández había dicho que no iba a jugar, ya que lo alineara en ella en pretemporada y no fuera de su agrado.
Pero toda la culpa no es del entrenador, los jugadores salen dormidos al terreno de juego, como si no importara si el equipo se lleva tres puntos o no. Y lo peor haciendo el ridículo ante su afición, que por ellos daría cualquier cosa, pero parece que ellos no nos recompensan, o eso es lo parecen demostrarnos jornada tras jornada.
Y la pregunta es, que hacen los jugadores durante toda la semana en los entrenamientos para que luego el día del partido, todas la jugadas que dicen ensayar no salgan. Nos desesperamos, la afición se desespera esto no es normal, la imagen que nos dan es la de que nadie siente los colores tanto como para dejarse la piel cada partido. Nosotros sufrimos cada partido y mientras a ellos parece no importarles.
Brais García García. Twitter.com/Braisilu Twitter.com/RespirasDepor

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